miércoles, 23 de marzo de 2022

 

Crónicas Inocuas N° 14

Nuestros Increíbles 70 y “La Década Brava”

Los ’70 marcaron una época para los que, en esos años juveniles, empezábamos estudios superiores, otros a trabajar, luego a “cazarnos” y empezar vidas independientes, por lo que deseo solo darle un marco global a ese período inolvidable para nosotros y cerrar con los otros 70 que estamos empezando.

No fue un inicio auspicioso políticamente hablando, eran épocas del Gobierno Militar, de la prensa amordazada, de Telecentro y los diarios capturados por el Gobierno dizque “Revolucionario”; de los directores de las principales revistas opositoras, exiliados junto a FBT y su “página 11”; del SINAMOS de Leónidas Rodríguez Figueroa; de una “Reforma Agraria” sin pies ni cabeza; de las calcomanías en los automóviles por la falta de combustible; de los hallazgos petroleros en “Trompeteros “, “Pavayacu” y “Capirona”, presagiando que por lo menos seríamos “una segunda Venezuela” (por ahí vamos ahora..); del frustrado concierto de Santana en el Estadio de San Marcos, de las protestas universitarias contra la dictadura y en las que varias veces me salvé por un pelo de terminar en Seguridad del Estado, con una soberana golpiza; de la caída de “Juan Pueblo”, “Juan sin Miedo” y no recuerdo que más epítetos tuvo Velazco. Del endeudamiento elefantiásico por la adquisición de armamento soviético de última generación que hacía presagiar que esta vez agarraríamos a Chile con “los pantalones abajo”, pero todo no pasó de puro “bururú”. La escasez de una red telefónica eficiente y los famosos “rin”, que muchas veces nos eran casi vitales y la sombra de un tsunami económico que empezaba a despertarse, demostraban nuestro clásico baile peruano, “un pasito pa’ delante y dos pa’ trás”. Morales Bermúdez tomó la última posta en una “carrera de caballos y parada de burros”.

También afectó a nuestros juveniles corazones universitarios, el Golpe de Estado de Pinochet, la muerte de Allende en “La Moneda” y de cientos de sus seguidores en el Estadio Nacional de Santiago, en Chile; así como el sangriento Gobierno  de Videla en Argentina. El reverso de la represión triunfante, era la vigencia “revolucionaria” de los “Tupamaros” en Uruguay, que venían sacudiendo el sistema político charrúa desde los ’60, su mitigación demostró que la violencia terrorista no era la mejor alternativa, pero sí un llamado de atención social, desde lo más profundo del pueblo ignorado.

El mundo observó asombrado como, por consecuencia de esa increíble libertad de prensa gringa que destapó el escándalo de Watergate, Richard Nixon salió de la Casa Blanca con una patada en el culo. Bob Woodward y Carl Berstein, ganaron el Pulitzer. Para no creerlo. Y por Perusalen, se haría famosa la frase de Ernesto Galeano: ”Para no ser mudos, hay que empezar por no ser sordos”. Toma, mientras.

Los asesinatos de siete miembros de la Delegación Judía por “Septiembre Negro” en las Olimpiadas de Múnich, nos recordaron el horror de la discriminación y la muerte en los “Campos de Concentración” de Auschwitz, Dublín o Bergen-Belsen; el conflicto árabe-israelí se agudizó cada vez más; las “Brigadas Rojas” que asesinaron al demócrata cristiano Aldo Moro en Italia y la persecución mundial por la Interpol de “Carlos”, el terrorista más buscado del planeta, confirmaba que el mundo nuevamente convulsionaba.

España entró a una nueva era luego de la muerte del Generalísimo Francisco Franco y la ascensión de Juan Carlos I, Idi Amín Dada canibalizaba hasta el poder en Uganda; mientras tanto, los protestantes de Belfast, como los católicos de Dublín no se daban tregua en una matanza fratricida. Era el inicio de otra metástasis casi mundial.

El mundillo intelectual, aplaudía el “boom latinoamericano”, las obras de MVLL, Alfredo Bryce, el Gabo, JR Ribeyro, JL Borges, Ernesto Sábato, JC Onetti y otros eran devoradas por doquier, sobre todo en Europa. Esta vez “sacamos pecho” ante el orbe que aún nos miraban con plumas en la cabeza. Como diría la futura congresista Susy Díaz: “Ya basta no, ya basta”.

“Mafalda aún hacía reír con inteligencia a media América Latina. ¿Y la otra mitad? Seria, muy seria.

La institucionalización de la tecnología computacional en nuestros quehaceres laborales ya se había iniciado y cargar cajas de tarjetas perforadas para su lectura en las enormes computadoras IBM, era cosa de todos los días; mientras, la informática ya iba infiltrándose de a pocos en nuestra vida personal.

Los terremotos del ’70 y ’74, nos sacudieron tanto como la algarabía por la clasificación de nuestra adorada blannquirroja, a México ’70 y Argentina ‘78. La disputa de la Copa Libertadores de América, entre la “U” e Independiente de Avellaneda, marca a nivel de clubs, el alto estándar de nuestro fútbol, siendo el primer equipo peruano que llegó a disputar una final. Nuestras “matadoras” no se quedaban atrás y en esa década obtuvieron cinco campeonatos sudamericanos. Akira Presidente…Akira Presidente…!!

La desintegración de “The Beatles”, nos dolió tanto como no clasificar al Mundial de Alemania y gracias al “Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada”, los tonos eran “de toque a toque”, bailando toda la noche con los LP de Rulli Rendo, de la “Fania All Stars” de Johnny Pacheco, con “Calculadora” y “Miel de Caña” de Óscar De León, o con “Pedro Navaja” y “Plástico” de Rubén Blades. Finalmente, con los eternos valses “Perú Campeón”, “Y se llama Perú”, más que bailarlos los tomábamos a pecho, “seco y volteao”.

La muerte también enlutó la música de nuestros nóveles años, Jimmy Hendrix, Janis Joplin, Jim Morrison líder de “The Doors” y “El Rey”, Elvis Presley, partieron por unas “pasadas de vuelta” bravazas. “El Rock de la Cárcel”, aún sigue sonando fuerte por acá.

El cine también aportó lo suyo y películas emblemáticas como “La Naranja Mecánica”, “El Padrino”, “Patton”, “El Último Tango en París”, “El Gran Jefe”; “Apocalypse Now”, “Chinatown”, “1900” y “Rocky”, son films que hasta ahora son un vicio volverlos a disfrutar. Hace poco fui a ver “El Padrino I” en pantalla grande, en homenaje a los 50 años que cumplía desde su estreno. Al final el público satisfecho otra vez, aplaudió como en él teatro, esta situación solo la viví cuando se estrenó “Zeta” de Costa-Gavras, allá por el ’71. Remember…?

En el celuloide la partida del “eterno vaquero” John Wayne y la súbita e inexplicable muerte del “ídolo del Kung Fu”, Bruce Lee, enlutaron los cines.

La instauración de la Constituyente del ’79 y la muerte de Haya de la Torre, fueron los hechos políticamente trascendentales que marcaron el final de la vertiginosa década setentera. Es, en ese contexto, que nos tocó vivir nuestros “locos años 20”, variopinto periodo que nos impactó a lo largo de nuestro recorrido vivencial.

En ese lapso nos afianzamos como personas, como trabajadores, como cabezas de familia y también como hijos. Es necesario precisar que nuestra base educativa escolar fue una de las últimas que tuvo instrucción, cultura, arte, disciplina y deportes como partes integrantes del Programa Escolar Anual; ése a mi criterio, fue el cimiento que, sumado a la solidez universitaria de la época, nos permitió edificar nuestras actividades académicas, laborales y también, porque no decirlo, afianzó las personales.

En retrospectiva, esa década fuerte, difícil, brava, pero que supimos capear con cancha y concha, nos preparó inconscientemente para el zafarrancho que se vendría en los períodos siguientes. Los ’70, comparados con los dramáticos años que luego nos tocó vivir, sería como pretender cotejar “La Fiesta Inolvidable” (con el extraordinario humor de Peter Sellers), vs “El Resplandor” (con el terror supino del maestro Jack Nicholson).

Luego de cincuenta años, en este 2022 que se inicia, período en que con la gran mayoría de mis “promos”, ingresamos otra vez a “la década de los 70”, constatamos que el camino ha sido largo y a la vez corto.

Largo, porque llegar a los 70 abriles casi indemnes en este convulsionado Perú, ha sido un privilegio divino, es más de una vida, es poder disfrutar por lo menos, de dos generaciones posteriores; de haber sido hijos, padres y abuelos, es haber vivido y amado la vida intensamente y sufrir por los que al partir, se llevaron un pedazo de nuestros corazones.

Y corto, porque los años parecen pasar a una velocidad inusitada desde hace mucho rato; porque muchas veces nos faltó tiempo para la familia, para reflexionar, para meditar, para sonreír, para caminar en algunos bellos atardeceres y agradecer al Universo, a Dios…

Ver el desarrollo familiar nos da un respiro, alegrías, tranquilidad, la sensación del deber cumplido, pero aún tenemos algunos proyectos en cartera. Claro, todavía hay objetivos por cumplir y felizmente nos queda gasolina en el tanque para seguir avanzando en el camino.

Sin embargo, una pregunta que hago mía y que es la gran interrogante de Zavalita, casualmente desde hace 70 años, en su “Conversación en La Catedral”: ¿Cuándo se jodió el Perú?,  sin mayor mérito ni respeto, me atrevo a actualizarla y decir ¿Hasta cuándo se joderá el Perú? Acepto todo tipo de respuestas, aun las que sean pura joda.

 

J. Fernández/ Mar 2022

sábado, 18 de septiembre de 2021




             Crónicas Inocuas Nro. 13

 Neto y las bellezas del Sendero

                                                                                                                                    QUINO 

A la memoria de mis hermanos de vida,

Felipe Bellido y Lucho Ramírez



             “La verdadera amistad nunca se olvida a pesar de que se navegue en direcciones opuestas,  el viento vuelve algún día a juntar las embarcaciones"

Anónimo




ACTO I: OTRA VEZ EL CHOLO RAMÍREZ

- Vamos Neto..!!!, dijo el Cholo Ramírez, con esa voz bronca, que parecía de hombre, de líder resuelto, dando al mismo tiempo un manazo en la inestable mesa, haciendo saltar los vasos, salpicando el dorado brebaje fuera de sus transparentes envases.

- Carajo, juégate con todo menos con el trago, Cholo. Le increpó el Cabezón Valencia, mientras pedía un “trapecio” para la “mesopotamia” y se limpiaba con el pañuelo, unas gotitas doradas prendidas en la impecable chompa beige.

- Yo invito, no hay problema, además Lucho ya les habrá hablado al respecto.  Remata Neto Torres, amigo del Cholo, el cual lo había esperado ese viernes de mediados de noviembre en la puerta de la UES y claro, para variar, Lucho no había dicho nada a ninguno del grupo, acerca del “invitado sorpresa”.

Antes de hacer un gesto de incredulidad o replica frente al argumento de Neto, otra vez Lucho me había ganado por puesta de mano.

Willy muy calmado pero resuelto, con las llaves en la mano, me dice:

-  Vamos “Pepián”. El Cabezón asiente con una sonrisa cómplice. El Negro Felipe, solo me observa. Yo como que “cusí-cusá”. Lucho me había hecho tantas que mi duda era casi cartesiana.

Lucho me ataca por el flanco

- Vamos Cumpa, carajo, no me mariconees de nuevo. Esta vez sin cojudeces, ten en cuenta que yo le he hablado muy bien del grupo a Neto, además… ¿cuándo te he fallado yo, hermano? !! …..Puta madre, pareces de la “O”- dijo aflautando la voz al final de la frase y haciendo la vocal juntando el pulgar con el índice de la mano...izquierda, por supuesto, siempre buscando provocarme, tratando de generar en mí, una reacción distractora, buscando mi intemperancia y yo reiteradamente caía una y otra vez en la misma trampa.

- Primero, si cuento cuántas veces me has fallado, faltan manos en esta mesa y segundo, so cagón, no empieces a hablar de fútbol que acabas jodido. Le espeté, mientras el Cholo, se mostraba con esa risita jodida, cachimbera que tenía cuando me sacaba de mis cabales.

Sabiendo el terreno pantanoso que pisaba, de inmediato volvió a la carga y con ese envión de caudillo universitario, me enfrentó nuevamente.

- Vamos Cumpa, no jodas, tenemos que ir todos. Hemos llegado juntos, y juntos vamos…a seguirla. Además ya hemos conversado bastante sobre el motivo y hemos coincidido todos…. No te preocupes, si estás bajetón de fichas yo te apoyo, Cumpita, sé que en PETRO la situación está difícil,…. -me dijo con esa voz media engolada y llena de firuletes, tan característica en él, que me provocaba reír y al mismo tiempo me jodía, ahora sobre todo, porque lo hacía ante un patita recién conocido.

- Sí cuñao, hace un culo que no pagas lo que me debes y… ¿me vas a apoyar con fichas?... Huevón..!! -Otra vez caía redondito en las redes enmarañadas de Lucho.

- Así te quería escuchar, agresivo y soez, desnudando mis carencias proletarias ante Neto y nuestros camaradas de trago, enrostrarme tus prioridades monetarias, burguesas, clasistas, arribistas y aputamadradas, antes que la filial y sagrada hermandad que nos une por el amor al divino licor y la rebeldía ante el statu quo- recitó, cual Lenin en la Plaza Roja.

- Sabes, no me jodas Cholo….Contesté, pero esta vez mi entonación no fue tan enfática. No quería dejarlo mal ante su pata y Neto pues, caía bien en la mesa.

Craso error mío….. otra vez.

 

Neto era un muchachón como nosotros, cholo blanco como Lucho y carismático como él. Luego de las presentaciones iniciales en la puerta de la UES y de registrarnos en la mesa de ingreso, Lucho se adelantó con Neto a enseñarle los ambientes y claro, describirle parte del historial de cada locación. Mientras, los tres los seguíamos a cierta distancia.

-  Flaco, creo que la viejita de Lucho era media palomilla. Ese pata parece su hermano, pero sin Quáker en el desayuno. El Cholo se lo tragaba todo. Terminó Willy a carcajadas, dándome un golpe cómplice en él brazo, mientras yo reía sin mucho aspaviento y tratando de mantener la compostura.

-  Llegando al enorme y añejo “Bar” exalumnal, escogimos la “mejor mesa”, es decir la que menos se zarandeaba. Solo había cuatro parroquianos fulbiteros  cerca de la entrada a la “cancha de fulbito”.

Neto, adelantándose a cualquier acuerdo o iniciativa, pidió de arranque seis chelas al polo. En esa época, fines del ‘88, era rarísimo pedir “medio joncade arrancancán y más aún que un solo pata lo hiciera, cuando la inflación galopante nos hacía cada vez más mesurados, por lo menos al comienzo de las tertulias, luego, solo María Auxiliadora lo sabía, pero siempre pedíamos “un par de chelas” para empezar como personas decentes o “casi decentes”, como decía mi Cumpita, así que nos sorprendió la generosa iniciativa.

Es por ello que me apresuré a decirle: Neto, disculpa hermano, gracias pero no es necesario empezar tan empilados, creo sin ofenderte, que tres estarían bien. Traté de quedar como “casi un caballero”.

Neto me sonrió de manera afectiva y sin responderme levantó su palma derecha a la altura de la mesa, que en lenguaje báquico, quiere decir: “no te preocupes hermanito, ustedes ya son mis patas y me estoy integrando al grupo”.

OK, tiene billete “el hermano de Lucho”, apuesto a que su viejo es dueño de una empresa de transportes interprovincial, un “hijito de papá huanca” -pensé.

Mientras, Lucho hacía malabares para encender su pipa que despedía unos olores mezcla de barro de manglares con caucho quemado, Willy y el Cabezón cuchichiaban y “el Sheriff”, el eterno mozo y “mil oficios” de la UES, con un “jonca” y seis “botánicas” dentro, me hacía un gesto como diciéndome -¿Quién es este?... ¿se abrocharon con el trago?.

Lucho, como siempre, cuando presentaba a cualquier persona, sea amigo, colega, alumno o conocido, era muy formal, así que esta vez no fue la excepción, una vez instalados en la mesa, describió las virtudes personales y académicas de “su hermano” de poblada barba castaña-rojiza, entre las cuales estaba el de ser un “camarada comprometido realmente con la lucha revolucionaria contra, el degradante gobierno de García y el aplastante imperialismo yanqui”, además era profesor en la Agraria, cursaba una Maestría en Sociología y cantaba y tocaba “el palo trinador” “como los dioses”.

-  Además, enfatizó, ya les he hablado de él y sobre “el asunto”, varias veces y ustedes estuvieron de acuerdo. Finiquitó.

Nosotros, acostumbrados desde tiempos inmemoriales a sus elogios y descripciones desmesuradas, así como a sus afirmaciones sorpresivas y muchas veces inconsultas, esta vez tampoco le dimos mayor importancia, sobretodo, por respeto al “invitado” y a las seis chelas bien puestas. Lucho hizo un brindis nuevamente para evitar algún posible gesto de sorpresa o alguna pregunta incómoda que se podía filtrar de nuestra parte. Bueno, simplemente era más de lo mismo, mi Cumpita era un artista para manejar las cosas por el cauce que mejor le acomodaba. Es decir, era LUCHO y así lo queríamos.

Este “colorao” también tiene pinta de “Ociosiólogo”– pensé.

- Llegó el Negro !!…- gritó otra vez con ese vozarrón lleno de afecto y alegría, el Cholo, tirando su silla a un lado, mientras, entraba Felipe, luciendo una chompa mostaza, camisa blanca, pantalón marrón y mocasines.

- Me cago de risa, de cuando acá, tan decente y “fichofá” el Negro, ¿no estará sacando los pies del plato”?. Si Mirtinha se entera, se lo come frito -me codea Lucho, haciéndome reír.

Felipe ya está al borde de la mesa y el Cholo le dice a Neto -lo que pasa es que estamos en el horario de cambio de “mosaicos” y este además chambea de “botones” en el Crillón, por eso está “algo retrasado”- mientras, todos aguantábamos la risa solo por no joderlo más al Negro, delante del “invitado”.

-  El Negro se ha pituquiado- dice Lucho, en voz alta, haciendo un gesto de admiración.

Mientras abraza a Felipe, el cual no responde al abrazo, se queda parado, pone cara se enojado y dice -qué mierda tienes Cholo, si quieres vamos al fresco ahorita y los desahuevo a ti y a tu hermano juntos..!!!

Todos estallamos en carcajadas al unísono porque el Negro era genial para captar los detalles “al toque y en primavera”. Ahora la pepa de Felipe cambia y muestra esa sonrisa franca de dientes blancos y ojitos vivaces que transparentan su afecto filial. Todos reímos y Felipe y Lucho se estrechan, ahora sí, en un gran abrazo.  

- Ya Sheriff !!, tráeme dos cajas al toque, ya que estos como siempre paran misios..!! Alzó la voz simulando hacer un pedido el Negro. “Sheriff” pasaba cerca, voltea y sonríe. Él también conoce de memoria los alardes del Negro. Felipe es un “vacilón”.

- Oye Negro, mejor cállate, no quedes como huachafo y atorrante- le dice riendo el Cabezón, con esa carcajada peculiar, semi-aguda y cadenciosa al mismo tiempo.

La forma de reír es como una huella digital, reflexionaba, mientras me servía otro vaso.

-  Preséntame a tu hermano, Cholo, hasta que al fin te animaste a traerlo- dice Felipe riendo y haciendo reír a Neto. Luego, los brindis, las bromas, los chismes políticos y los cigarros a discreción, otra vez llenan el ambiente de una franca camaradería salesiana.

Miro distraídamente mi reloj y marcan las 10:15 pm, no había problema, el toque de queda lo habían levantado hacía una semana y mientras Sendero no volara otra torre o reventara un coche bomba, podíamos seguir tranquilos. Ya estábamos acostumbrados a los reportes de muertes diarias en el país a manos del terrorismo, tanto en los noticieros de TV, como en las portadas de los diarios.

Me percato que ya hay varias mesas con gente que ha terminado de fulbitear, nos saludamos a lo lejos con algunos. Otros llegaban de sus chambas a matar el viernes en la UES. De una mirada, compruebo que Lucho no estaba en la mesa y lógicamente se me ocurre que estaría en el “ñoba”, o conversando con alguien de otra promo. Lucho es amigo de todos, menos de sí mismo, creo filosofar. Sin embargo, nunca dejaba de sorprender mi Cumpa. Ahora de súbito se aparece con una guitarra. No sé de donde mierda la ha sacado.

- Muchachos, esa gente linda de los Oratorianos, me han prestado este “palo trinador”. Nos dice, mientras lo mirábamos medio atónitos.

- Este huevón es increíble le digo al Negro, medio de costado, mientras sonrío.

- El Cholo es así, loco, pero buenísima gente y no le saqué la mierda porque me agarraste. Me replica Felipe, dando una tosecita que trata de ocultar con el puño en la boca, para luego estallar en una risotada contagiosa.

- Además desea que se luzca su hermano - remata Willy, riendo para sus adentros y dejando una rosquilla de humo flotando en el ambiente.

Lucho no tuvo que presionar mucho a Neto para que se anime a tomar la guitarra. Replica cadenciosamente las cuerdas un par de veces y eleva la mano izquierda para darle un leve ajuste a las clavijas.

Para sorpresa nuestra, Neto se levantó, arrastró su silla hasta cerca de la barra de atención.

Entonces el Cholo, siempre atento y vivaz, se viste de maestro de ceremonias, que es la tenida que mejor le queda, toma un vaso y le da unos toques con una cuchara que había en la barra y con esa característica voz ronca, gutural y ceremoniosa que guardaba para eventos trascendentes, dijo:

-  Queridos compañeros exalumnos les quiero robar un minuto de su atención por favor. Los cachitos dejan de tronar, las conversaciones se suspenden. Todos miran a Lucho y el salón queda en silencio.

Les presento a Ernesto Torres, colega y dilecto amigo de los campus universitarios y aprovechando su valiosa compañía y el momento histórico-político que vivimos, nos va a ofrecer algunas piezas musicales de autores comprometidos con una visión diferente de nuestras empobrecidas sociedades latinoamericanas. Espero les agrade este modesto pero profundo mensaje social a nombre de la Promoción ’68 – “Ernesto Che Guevara”. Los dejo entonces, con Neto Torres.

Se escuchan algunos tibios aplausos que calentamos nosotros con nuestras palmas. Neto nos agradeció con la mirada y empezó a rascar la guitarra y a cantar.

La verdad, no tenía mala voz el flaco y era entonado, pero esas canciones protesta para algunos siempre fueron un anestésico eficaz, yo trataba de disimular mis embobamiento fumando un Premier, salvo Lucho, que embelesado, miraba y escuchaba a Neto. De cuando en vez, al detectar mi aburrimiento, me codeaba, volteaba y me decía:

-  Escucha maricón de mierda, esas son letras escritas con sangre del proletariado…- en qué universidad estudiaste, huevón…!! -yo salí de la universidad hace diez años Cholo, tú sigues ahí. No jodas. -Ya cállate Cumpa y escucha….escucha huevón..!!

Ese diálogo me samaqueó un poco del aburrimiento. El silencio del ambiente solo era roto por los gritos en la canchita, los golpes de las bolas de billas, la guitarra y la cadenciosa voz de Neto.

En la segunda canción, la cara del Negro Felipe era por demás elocuente, los ojos medios entrecerrados, hacían juego con la larga ceniza del cigarro que sostenía en la mano.

Neto se percató de la poca atención de la platea, miró de reojo nuestras caras sosas, salvo la de Lucho. En otras mesas ya estaban por agarrar nuevamente los “cachitos”, cuando ocurrió la magia.

-  Finalmente amigos, del compañero Chicho Sánchez, “La Hierba de los Caminos”, dijo Neto con voz dominante y comenzó a cantar y trasladarnos así a los iniciáticos años ’70, en que en la PUC, mis ídolos eran Panchito Verdera, Javier Diez Canseco y Chano Rebaza.

La hierba de los caminos,

la pisan los caminaáántes

La hierba de los caminos,

la pisan los caminaáántes

Y a la mujer del obrero la pííísan

cuatro tunantes de esos que

tienen dineroooo

 

En ese momento los cuatro empezamos a cantar en coro, siguiendo a Lucho que ya había empezado.

Y a la mujer del obrero la piííísan

cuatro tunantes de esooos que

tienen dineroooo

 

Escucho atrás un par de voces que se unen al coro, volteo y son dos grandes amigos de la ’67, Tito Jiménez y Moché Zamudio, se encuentran a tres mesas de la nuestra y elevan sus vasos en señal de saludo sin dejar de cantar.

Que culpa tiene el tomate

Que está tendido en la maááta

 

Que culpa tiene el tomate

Que está tendido en la maááta

 

Si viene un hijo de puta y lo mete

en una lata y lo mandá pa’ Caracas

 

Si viene un hijo de puta y lo mete

en una lata y lo mandá pa’ Caracas

 

El coro, poco a poco va tomando más cuerpo, veo por una de las ventanas que dan a la cancha de fulbito, a algunos espectadores mirando hacia el bar y han dejado de prestarle atención al juego.

Los señores de la mina,

han comprado una romaaana

Los señores de la mina,

han comprado una romaaana

 

Para pesar el dinero

que toooditas las semanas

le roooban al pobre obrero

 

Para pesar el dinero

que toooditas las semanas

le roooban al pobre obrero

 

Lucho cantaba con voz estentórea, parado y prácticamente dirigiendo al coro de todo el bar.

Cuándo querrá el Dios del cielo

que la tortilla se vueéélva

 

Cuándo querrá el Dios del cielo

que la tortilla se vueéélva

 

Que la tortilla se vuelva

Que los pobres coman paaan

Y los ricos mierda, mierda.

 

En estos momentos, en que viene el remate, el gran final, Neto estaba más colorado y se le notaba la aorta a pesar de la rojiza barba que pretendía ocultar parte de su faz. La mayoría de los parroquianos ahora coreaban entusiasmados las estrofas, tanto como nosotros. Y todos al unísono y fuertemente:

Que la tortilla se vuelva

Que los pobres coman paaan

Y los ricos

MIERDA, MIERDA..!!

 

Los aplausos son atronadores, hasta la muchachada de fuera aplaude, Lucho es el más entusiasmado y lo recibe a Neto nuevamente en la mesa, con un gran abrazo.

- Por las onzas de oro…Neto !!!, casi lloro cantando, hermano -dice Lucho sin dejarlo de abrazar. Los cuatro nos sumamos a las felicitaciones. Neto lena los vasos y brinda “por la amistad de cuatro camaradas más”. Todos brindamos y chocamos vasos por ese saludo a la amistad.

- Son hermanos, qué duda cabe, pero a la Doña le perdonamos todo. Me dice el Cabezón agachando un poco la osamenta, tomándome del brazo y bajando la voz, como confesándose y estallando en una carcajada que atrajo la atención de la mesa.

- Esa letra y música ha dado la vuelta al mundo –digo, dirigiéndome a Neto, tratando de hacerme el intelectual de izquierda, el grupo que la hizo popular fue chileno, se llamaba…Quella..Quille..-

- Quilapayún -dice Neto, mirándome de manera condescendiente y con una sonrisa cómplice.

- Quilapayún !!! -exclama el Cholo dando un brinco y asustándonos a todos. Tienen otras canciones del carajo, como “El Pueblo” y “Elegía al Che Guevara”, que ya deberían saberlas ustedes, infraternos de mierda !!.

Todos reímos y seguimos bebiendo, mientras “Chiquitín” Borja, hermano Oratoriano, se acerca a la mesa aplaudiendo y dirigiéndose a Lucho, le dice:

- Caramba, que buen espectáculo, hasta la gente del billar suspendió sus juegos para ver y escuchar al cantante y su coro, sonríe el moreno, siendo presentado por Lucho a Neto y este felicitado por el Oratoriano.

“Chiquitín” como siempre muy elegante, muy formal al vestir, saco de corduroy marrón, camisa beige, bufanda marrón bajo el cuello de la camisa, pantalón beige oscuro y zapatos marrones.

- Un “dandy” es el “samborja”, me dice Willy. Asiento con la cabeza. Todos saludamos al buen “Chiquitín” y Lucho le agradece por el préstamo de la guitarra.

- No hay nada que agradecer Luchito, más tarde nos vamos a la “Peña”, ya sabes, al “Centro Cultural Breña”, si desean, están invitados. Nos hicieron pasar un agradable momento, responde el moreno. Es posible que nuestro amigo se anime a cantar nuevamente allá- dijo “Chiquitín” mientras le daba a Neto unas palmas afectuosas en el hombro.

Lucho estuvo a punto de darle el sí a “Chiquitín”, pero al cruzar miradas con Neto se frena al toque. Le dice que le confirmamos si se nos cae “un compromiso previo”. Yo lo miro a Lucho con cara de “nos la hiciste de nuevo huevón” !!.

 “Chiquitín” finalmente se despide de cada uno, muy formalmente y se retira con “el palo trinador”. La conversa y los brindis continúan, hasta que me percato nuevamente de la respuesta de Lucho.

-  Qué compromiso, Cumpita?-. Le digo soltándole el humo de mi Premier en la cara para así espantar los agraviantes olores de su pipa.

-  Nada flaco nada, tú tranquilo, ya te cuento. Fue su escueta y evasiva respuesta

Justo en esos instantes Neto nos dice muy gentilmente -muchachos, ya que me han recibido tan afectuosamente, yo quisiera corresponder invitándolos a una primera reunión de compañeros proletarios comprometidos con la lucha social en Maranga.

Sé que Lucho ya ha conversado con ustedes acerca de nuestra opción de acción política y él también me ha confirmado las coincidencias con ustedes. No se preocupen por el trago y la comida, habrá de sobra. Termina mostrando una sonrisa de afecto.

Yo iba a replicar éramos ignorantes de lo descrito y que Lucho no nos había dicho nada al respecto, pero antes que mis pensamientos se hagan palabras…

-  Vamos Neto..!!!, dijo el Cholo Ramírez, con esa voz bronca, que parecía de hombre, de líder resuelto, dando al mismo tiempo un manazo en la inestable mesa, haciendo saltar los vasos, salpicando el dorado brebaje fuera de sus transparentes envases.

Aquí, recién empieza la historia…

 

 

ACTO II: LA BELLA Y LA BESTIA

Los pedidos de mi Cumpa y del pleno de la mesa, hicieron ceder mis reticencias, Una amplia sonrisa se dibujó en el rostro de Neto, terminamos el jonca y medio que había corrido solo por cuenta de él y por joder, me atreví a pedir “dos más”.

Todos empezaron a reprocharme y el Cabezón me encara.

- Puta, sí que eres pendejo flaco, ya estamos por arrancar y por joder te pides dos chelas, quieres quedar “como gente” y dejarnos a nosotros “mal parados” con Neto. Anda pasa nomás, pasa, pasa.

- PM, le digo al Negro, manya quién desprecia un par de chelas? Ya el alcohol le está afectando el cerebrazo - bromeo, mientras Felipe ríe. El Chato Willy levanta la voz y espeta -el Cabezón no tiene cerebrazo, tiene cere-VASO.

Todos nos matamos de risa. -Después no digan que me hice “el estrecho”, concluyo.

- Calla “paterazo”, me replica el Negro Felipe, con cara de enfadado e inmediatamente sonríe, me toma del brazo, me mira con ojitos de gatito perdido y me dice -no te molestes flaquito, sabes que te quiero, pero deja de joder por favor y vámonos..!!.

- Neto, mi hermano, no te preocupes, Willy ha venido con su Meche full equipo y nos vamos al toque y en prima -dice el Cholo.

Willy mira de soslayo a Lucho y sonríe.

-  Ya, ya sin cachita, Cholo, sin cachita, que te vas a pata.

Lucho se adelanta y le brinda el sitio del copiloto a Neto (siempre fue MÏO, ya que soy el de piernas largas y la chusma iba atrás), esta vez tuve que acceder a la incomodidad en favor del invitado.

Lucho entrando me da un caderazo y me dice -entra pues flaco carajo, que te vamos a hacer “sanguchito”

Willy arranca el fiel VOLVO del ’60 (un PV544, si la memoria no me falla otra vez) y mirando a Neto le dice -entonces, a Maranga…

Neto en ese momento gira el torso como para mirarnos a todos y dice muy delicadamente.

- Compañeros, háganme un favor, primero tengo que recibir un encarguito cerca, acá nomás, frente al cine “Lido”. En Jr. Moquegua, hay un barcito, pongo las chelas por la molestia, cuestión de minutos, OK? No se incomoden por favor.

- Al Cine “Lido”- dijo Willy sin esperar nuestra respuesta. Neto se volvió sonriendo.

-Este “huanca”, con la cara de cojudo que tiene seguro va a hacer un pase-  pienso mientras trato de empujar al Cholo con el torso y hacerme espacio ya que por joder, el Negro se ha puesto duro como una piedra y simula roncar.

Willy estacionó el “Barmóvil” cerca a la puerta de un “Pub” medio “pendejerete”, algo no se me cocinaba, pero éramos seis con Neto, me dije, además si nos trae él, será porque ya conoce el sitio. Salimos y vi a los demás frescos y relajados. Me estoy haciendo bolas por las puras, pensé.

 Neto encabezaba la delegación e ingresó primero y sin dilaciones. Adentro, la luz era escasa y rojiza, el local era algo estrecho, había mesas cuadradas y pequeñas, a ambos lados de un pasadizo largo, un sendero central “justito” para transitar hasta la que era una pista de baile, de la cual teníamos una vista parcial, y que, según parece, se prolonga hacia la izquierda. Los olores a cigarrillo y alcohol se mezclaban aún más con un aroma de almizcle. Vimos como luces multicolores recorrían la parte de la pista que estaba a nuestro alcance visual y se dibujaban algunas parejas bailando.

Neto juntó un par de mesas cerca a la entrada, pegados a la pared izquierda del antro. Nos sentamos. Yo le daba la espalda a la entrada y al Bar que estaba atrás hacia mi derecha, Felipe se sentó a mi lado y me agarró la pierna por debajo, se mordió los labios y me miró.

-Negro “chivay”, anda búscate una “cabrilla” por ahí.-le digo, mientras le quito la mano bruscamente. El Negro se ríe hipando.

Al lado de Felipe está el Cabezón, luego Willy y Lucho. Neto está en la otra cabecera. La música no llega con fuerza hasta donde estamos ubicados y podemos conversar sin mucho esfuerzo. Definitivamente, no es la primera vez de Neto por acá.

Él si mira directamente al Bar y con señas le pide al barman, seis chelas. Evidentemente acá solo venden cervezas chicas. El barman muy solícito, nos atiende prontamente y con mucha amabilidad.

Neto luego del brindis de reglamento, hace con la mano un gesto hacia nosotros, coloca su índice con el pulgar en paralelo, pidiéndonos “un momentito que ahorita regreso”. Al pararse nos reitera el gesto y camina tranquilamente hacia la pista de baile y desaparece hacia la izquierda.

-Oe Cholo, Neto no será “Traffic Sound”?- dice Willy, mientras esperamos la respuesta, mirando a Lucho -chato, no hables huevadas, mi pata es de putísima madre. Un intelectual comprometido con el pueblo.

- Por lo mismo, dice el Cabezón, sonriendo. Ta’ simpático el “putódromo”, concluye.

- Pero sí la lleva, que invite, digo yo. Todos ríen y afirman con la cabeza.

- De repente, de lo “duro” que está, hasta vende sus “mocos”- dice Willy y la risa contagia hasta al Cholo.

Acabamos las chelas en un santiamén y como por milagro aparece nuevamente el barman con otras seis más y una cajetilla de Ducal.

-  Carajo, mejor lo choteamos a Lucho y nos quedamos con Neto, porque dos serranos en el grupo son muchos -digo. Todos ríen, una mano me roza la coronilla y el Negro mira al techo y finge silbar. Mi Negro jode como niño malcriado.

Estamos sirviendo los vasos cuando vemos a Neto aparecer en el fondo del pasadizo, a trancos largos pero pausados, se le nota sonriente, feliz. Se sienta y se sirve. Volvemos a brindar por la amistad y camaradería.

Mientras conversamos y reímos, veo aparecer una tosca figura que viene de la pista de baile. A pesar de la tenue luz, logro percibir que se acerca un hombre grueso, hosco, de mediana estatura, de edad indefinible, parece un cholón burdo. Se sienta casi frente a nuestra mesa, solo a un par de metros. Inmediatamente me fijo en su supuesta pareja que venía tras él, y ella al sentarse, solo confirma mi sospecha….era una hembraza. El vestido ceñido dibuja un cuerpo de diosa, unos pechos perfectos, unas piernazas hermosas y duras y su faz refleja esa mirada de las mujeres que se saben bellas.

Estoy embobado y prácticamente no presto atención a mi mesa, ella siente mi mirada lujuriosa que pretende desnudarla, me mira de soslayo sin mayor importancia y conversa afectuosamente con el tipo del cual solo percibo ahora su espalda ancha, y cuadrada, cubierta con un saco de cuero que lo asemeja más a un “buey”. Unos pelos hirsutos rebosan el cuello de su casaca.

Puta que suerte de ese huevón, carajo- digo para mis adentros, mientras recorro nuevamente ese cuerpazo, que sentada me parece aún más bella.

-  Oe huevón despierta que tienes?- me dice Felipe tocándome la barbilla.

Esta vez ni le hago caso, me da una cariñosa palmada en la cara y me dice, volteando a mirar a la bella:

- Tranquilo flaquito, ¿me quieres sacar celos con esa, con esa?. Ese culo tiene dueño y no eres tú, es más, tendrías que sacarte la lotería y ser así, recio, como como yo o como esa bestia. Ya no jodas y chupa nomás, flaco ‘e mierda -dice el Negro, mientras yo sigo con la mirada puesta en el cuerazo.

- Ya más tarde llegas a tu casa y como tu mujer ronca (el negro pendejo espera mi pregunta: ..y tú cómo sabes que ronca? y luego vendría la cagadera de risa de todo el grupo, no muerdo el anzuelo y sigue), entonces te metes al baño te lo ahorcas y te imaginas que te estás brincando al cuerito, salvo que te descuides y te vas conmigo. -Cuerito? Le digo extrañado, es un cuerazazazazo, Negro CTM.

- Cuando hay dueño es mejor no meterse flaco, además no quiero que te saquen la mierda y tenga que romperlo a pedazos a ese huevón para defenderte, me responde Felipe riendo e hipando de nuevo.

Neto me devuelve a la realidad cuando lo oigo decir: estamos muy contentos, ayer han firmado la libertad de veinte camaradas. Felizmente lo que nos sobra es plata- mientras hablaba, parecía contar billetes, pero desde mi “córner” no podía saberlo a ciencia cierta. Felipe que es un sapazo, me dice, el hermano del Cholo tiene un fajo de 100 cocos. El Negro me levanta una ceja y pone una cara que en lugar de preocuparme me hace sonreír.

-Fede, dame seis pomos más y la cuenta. Exclama Neto al atento barman.

Al mirar nuevamente la mesa de la pareja, veo que la espalda cuadrada no está. Sólo la piel del buey cuelga del espaldar de la silla. Seguro ha ido a “achicar”, pienso. Siento una erección terrible, hasta dolorosa, cuando veo que esa diosa me mira otra vez distraídamente y creo ver una sonrisa al vuelo en su rostro, mientras lanza el humo de un cigarrillo a medio terminar.

Cruza las piernas sabiendo que la minifalda hará que se le descubra hasta el alma, sabiendo que los mantelitos superan escasamente los bordes de las mesas, las cuales son aplastadas por un grueso vidrio.

Ella me mira otra vez de manera indiferente, como mirando un objeto, una pared o no sé qué mierda más, pero en mi aturdido cerebro creo percibir otra sonrisa, esta vez casi coquetona. Ya no pienso con la cabeza que debo pensar. Me tomo un vaso de un solo trago. Me paro arrimando la silla y tomando ligeramente del hombro al Negro le digo -voy a “achicar”.

Ese metro y medio o dos que separaban nuestras mesas se me hacen eternos, varios pensamientos indefinibles se me entremezclan y sin saber cómo, estoy a dos pasos de esa venus, alargando el brazo para invitarla a bailar.

Ella levanta la mirada hacia mí en un gesto de incredulidad, siento que la sangre me sube al rostro, felizmente la tenue luz obvia mi azoramiento. Estoy a punto de retirar mi mano y disculparme, cuando increíblemente ella me la toma, esta vez sí sonriendo y levantándose de la silla.

Tengo su mano agarrada suavemente, ella va detrás de mí por el estrecho sendero. En ese largo trayecto a la pista de baile, pienso en su delicada mano y creo se va a desvanecer de la mía y yo seguiré solo a buscar el meadero entre ese mar de luces que se reflejan en el piso y nadie verá mi aturdimiento y huiré de la burla macabra del grupo y quizás hasta de otros parroquianos y me quedaré allí, tratando de inventar una excusa que nadie va a creer y me joderán por el resto de mi vida.

Sin embargo estoy por llegar a la pista, ni siquiera tengo un resquicio para pensar en la reacción de la muchachada y compruebo que su mano sigue fija en la mía. Hasta ese momento no tenía ni idea de la pieza musical sonaba en el ambiente ni si estaba finalizando, empezando o quizás a la mitad. Ingreso a la pista y “Dios es crema” por mi madre, justo empieza una vieja canción de Nicola Di Bari, “Mi Corazón es un Gitano”, calzaba justo.

Volví sobre mi espalda para recibirla, cautelosamente tomé su mano derecha con mi mano izquierda para llevarla a la altura de mi hombro y sentir su delicioso brazo desnudo pegado a mi pecho, pero la sorpresa aún no terminaba, ella me suelta delicadamente y sus dos manos rodean mi cuello.

Mientras Nicola decía que gitano era su corazón, el mío palpitaba a 100 por hora. Sentir mis manos en su cintura, hizo que en mi bajo vientre haya un tremendo alboroto. La iniciativa sigue siendo de ella y siento como su cuerpo se pega aún más al mío y yo juraba que si moría en ese instante sería en un orgasmo eterno.

El ajetreo debajo de mi cintura no cesa, más bien se incrementa, mientras Di Bari encuentra el prado más verde que hay, yo recién veo con detenimiento esos ojazos claros, que cambiaban de color por las luces de la pista; esa nariz perfilada que terminaba en una boca pulposa, roja y deseable -pienso rápidamente que decirle para empezar el diálogo, porque hasta ese momento solo nos comportamos como unos mimos bien entrenados. Bueno pues, me encorajino sin pensar en el “buey” para nada y estoy empezándole a decirle:

-  Hola preciosa, me llamo Pep…

Cuando un delicioso dedo índice cruza mis labios y para que no lo intente nuevamente, se aprieta más a mi cuerpo y pega su mejilla a la mía e inevitablemente mis manos recorren esa deliciosa cinturita y se cruzan justo en la zona lumbar, pero no se atreven a bajar hacia la frontera voluptuosa del placer, por temor a que ese momento tan increíble se diluya por un mal cálculo. Dios míííooo, el cielo existeeeee…!!!!

No sé si mi pantalón resistirá los constantes enviones de allá abajo, pero que ella los debe sentir no tengo la menor duda y justo Nicola dice que cadenas rompió es libre gitano y va aáááaaaa. En ese momento éramos como siameses; como el café y la leche, como el pan y la mantequilla, como la luna y la noche, como el sol y el verano, como la lluvia y el invierno; es decir, estábamos fusionados, embutidos en un solo cuerpo, por lo menos así lo sentía yo. Esos breves minutos fueron para mí el éxtasis eterno, tanto que al percibir una sombra oscura, algo ancha, solo atiné a considerarla parte del desgastado juego de luces. Mientras, yo disfrutaba instantes infinitos en el Edén.

Lamentablemente, la canción de Nicola ya finalizaba, na na na ná, na na na ná, na na na, na na na naaa… Como desperezándonos de un largo sueño erótico, nos fuimos separando de a poquitos, de a poquitos, nos mirarnos, otra vez sin decirnos nada, ya éramos de los últimos en abandonar la pista, ella me toma de la mano y yo solo la sigo embobado, devorando con los ojos el cuerpazo que se me adelantaba y me jalaba muy suavemente.

Sin embargo, al llegar a la salida que daba al angosto sendero, sentí un leve apretón de su mano en la mía antes de soltarla, era como una despedida, un adiós sin palabras, un beso volado, un gracias por el lindo momento, pero nada más, ya acabó. Dio unos brinquitos rápidos como para distanciarse de mí y avanzó cadenciosamente hacia la mesa en que ya estaba el “buey”, aquella bestia, sentado nuevamente.

Mientras me acercaba, pensamientos absurdos, fantasías trastornadas me envolvieron nuevamente, tales como pararme frente a ellos y pedirle su nombre y teléfono a mi Venus, a expensas de mi propia seguridad; o tomarla de la mano y llevármela a no sé dónde para seguir abrazados y besarla, recorrerla con mis manos afiebradas e irnos presurosos al hotelucho más próximo.

Nuevamente la realidad me centró a dos mesas de la suya, lo miré de reojo, pensé en varias reacciones del tipo, pararse, pecharme y escupirme, lanzarse sobre mi cuello y torcerlo con una de sus tenazas o darme un puñetazo que me rompiera la cara.

Pero no, nada de eso sucedió, porque resulta que el “buey” ni siquiera se dignó a darme una mirada amenazadora o de desprecio, es más, ni siquiera su atención estaba puesta en mí, ni tampoco estaba tenso o molesto, lo vi reír mirándola a los ojos, mientras ella le sujetaba ambas tenazas de manera cariñosa, como si fueran dos adolescentes enamorados, mientras yo veía lívido de miedo, (seguramente con un color pálido fantasmal en mi rostro, disimulado por la tenue luz), con ojos desorbitados y sin poder respirar, el revólver que ahora se lucía al lado izquierdo y externo de la mesa del “buey”, al alcance de su tenaza y justo por donde inevitablemente pasaría a escasos centímetros.

Era obvio, aquel mensaje no podía pasar inadvertido para mí. Que carajos de mensaje, era una amenaza directa !!!. Cuándo pasé tropezándome conmigo mismo, creí sentir el revólver apuntando a mi espalda y disparando repetidas veces de manera inmisericorde. Llegué a la mesa y dejándome caer en la silla le digo a Neto, con voz trémula, Camarada, nos vamos ya, no?.

-Flaco, estás loco? !!!- dijo azorado el chato Willy, pasando la mirada por mí, luego por el revólver y los chicos de la mesa.

- No pasa nada, Pepe. Tranquilo, a ese pata lo conozco y me conoce, es “pura finta”- me dijo Neto sin inmutarse.

 

ACTO III: EN CAMINO AL OTRO SENDERO

Neto levantándose de la silla, alarga el brazo derecho hacia el centro de la mesa con la palma hacia arriba, indicándome que ya nos retirábamos. Por estar más cerca a la salida y por el temor invadiendo aún todo mi cuerpo fui el primero en emerger del antro, sin siquiera atreverme a voltear a ver por última vez a mi Venus y menos despedirme siquiera con una mueca, del atento barman.

Yo iba de “liebre” del grupo. Mientras llegaba al “Barmóvil”, escuché la voz del barman, indicándole al chico que cuidaba el auto (obvio, nadie se lo iba a robar, pero en fin), que no nos cobre, él se encargaba. Escuche a Willy y Neto agradecer, mientras el Cabezón y Felipe se hablaban muertos de risa, frases que aún no alcanzaba a escuchar. El Cholo y Neto cerraban la caravana.

 

Willy sube al “Barmóvil” y levanta los seguros. Neto ingresa adelante y, atrás por la puerta izquierda, entran Felipe y el Cabezón, en un cague de risa monumental, mientras yo me mantenía alerta y el Cholo de otro caderazo me arrimaba contra el Negro.

Ahora Manuel y Felipe me miran y lloran de la risa mientras Lucho mira por la ventana con su risa cachimbera. Willy ya en ruta, sonríe mientras me observa por el espejo retrovisor. -Eres un loco de mierda flaco, me repite varias veces.

 

Neto voltea a mirarme y me sonríe pero solidariamente, como diciéndome,                 tranquilo Pepe, yo estoy contigo.

-  Ya carajo, dejen de reírse de mi Cumpa !! Flaco, la hiciste como la putísima madre, estos huevones se ríen como cojudos, pero no han tenido los huevos (aunque sean chiquitos), de dejarse llevar por la cabeza de abajo y no importarte ir al suicidio. Mis respetos Cumpa…mis res-pe-tos !!. -Claro, que si esa bestia te agarraba del cuello, la cagada flaco, porque todos salíamos arrancados, finaliza Lucho ya riéndose también, aunándose al estruendoso coro de risas del Negro y el Cabezón. Neto voltea y me sonríe como no dándole importancia a la joda de la chusma.

Las risas, la joda y los diversos posibles finales de mi aventura, el calibre del revólver, los atributos de mi Venus y mi cara de terror, sazonaron el viaje. Aún “muñequeado”, los mandé a la mierda varias veces y en algunas les trataba de sustentar mi arrebato, pero igual “iba preso”. La joda me persiguió hasta Maranga.

Willy, siguiendo las instrucciones de Neto, giró en “U” en la Marina, a la altura del cruce con Faucett. -Estaciónate allí Willy, súbete a la vereda, nadie va a molestarte, lo tranquilizó Neto. El Chato realizaba las maniobras finales, siguiendo sus instrucciones.

Willy apagó el motor y todos desembarcamos del “Barmóvil”. Estábamos a cuadra y media de la Faucett, en la misma Av. La Marina. La ancha cuadra le permitía cobijar al viejo Volvo sin ningún problema, aunque no estaba permitido, pero eran las 12:45 de la medianoche y según Neto -nadie jodería- afirmó de manera tajante.

Neto nos invitó a seguirlo. A unos metros había una reja amplia que fue abierta por un atento portero, el cual saludó a Neto con mucho respeto y a nosotros con amabilidad. Un conjunto de amplias casas se mostraban a ambos lados de una ancha y larga callejuela, si mal no recuerdo deberían haber unas cinco casas a cada lado. Neto se dirigía a la del fondo, la que cerraba la “Ⴖ” invertida.

En el caminar, percibo a Neto levantando la vista y saludando con la cabeza. Sigo la línea de visión del “hermano del Cholo” y veo a unos muchachones en las azoteas, como si estuvieran vigilando las cercanías.

Tuve una sensación rara, algo que no quería creer estaba molestándome…Me percaté al voltear, que el Cabezón también se había dado cuenta y codeaba al Negro pasándole la voz, el cual estaba aún sonriente y vivaracho -así era él.

Miré a Lucho, el cual se daba por desentendido del asunto, hablando en voz alta algo relativo a un paro nacional. Llegamos a la casa y Neto toco el timbre tres veces.

-  “Un rocoto y cinco ajíes” -levantó la voz Neto. Al momento de abrirse la puerta, nos recibió un tipo amable, de unos 40 a 50 años, de aspecto provinciano. Saludó a Neto con respeto casi marcial y este finalmente nos presentó, invitándonos a ingresar.

“Camarada Pedro”, le presento a cinco “amigos comprometidos con el Partido”- dijo Neto, mientras ingresábamos y el hombre sonriente nos recibía con un apretón de manos afectuoso y nos saludaba a cada uno diciendo cada vez –“mucho gusto camarada, está en su casa, adelante”.

Lo que se me cocinaba dentro de la cabeza era muy feo, pero tanto que me era imposible de creer, entonces traté de no hacerme “una pelea de gatos” en la cabeza y solo tirar “pa’delante”.

La casa era bastante amplia, como las típicas casonas de los ’70 en Maranga. Al lado izquierdo, inmediato a la puerta de entrada había una pequeña salita de recepción con una mesita barroca, dos sillas de fina madera y un teléfono tipo “años ’30, en color dorado, y una coqueta cortinita de buen gusto.

Ya dentro me percaté de que había bastantes personas, muchos hombres y solo algunas mujeres, cuatro o cinco, creo. Neto ingreso a la sala principal seguido por nosotros: primero Lucho, segundo el Cabezón, luego yo. Felipe y Willy cerraban el grupo. Neto nos empezó a presentar a los asistentes, la mayoría gente de “peso“, entre 40 a 50 años promedio, sentados en amplios y elegantes sillones.

Era una casa bien plantada. Neto solo nos presentó como sus “grandes amigos”. Fuimos saludando a cada persona dándoles la mano y todos sin excepción nos saludaban amablemente con el sambenito de “camarada”. La gran mayoría tenía rasgos andinos o de provincias, salvo tres o cuatro muchachones con barba, altos, bien agarrados que parecían guardaespaldas y ubicados en distintos lugares de la amplia residencia. Nos trajeron unas sillas y nos acomodamos, mientras apareció otra vez Neto con una botella de licor transparente y una copita.

Para mí, era lógico pensar que era un pisco artesanal. El primero en beber fue Lucho y se la despachó de un tanganazo, hizo un rictus con la boca y me paso la copita.

- Este trago es para hombres, así que disimula, flaco. -Me dijo el Cholo.

- Sonreí, me serví e imitando a Lucho, me lo sople de un toque. Carajo, me ahogo, me falta el aire y me puse rojo, tosí un par de veces y vi cómo, algunos presentes sonreían al ver mi turbación y falta de “entrenamiento” para beber yonke.

- Mierrrda, dije con voz apagada por el incendio que flameaba en mi interior. Está recontra fuerte. Lucho y Willy se cagaban de risa, mientras Neto sonreía y se excusaba conmigo de no haberme advertido. Uno de los presentes, cruzó la amplia sala, me tocó el brazo de manera amigable y me dijo:

–          No se preocupe camarada, el yonke es recio pero noble como los hombres de los andes, ya se acostumbrará poco a poco. -Le sonreí agradeciéndole el gesto. Me dio una palmada en el hombro y se retiró cortesmente.

Mientras el yonke flamígero circulaba, Neto cual atento anfitrión me trajo una “Cristal” y un vaso. Le agradecí y brindé con él. Al entregarle el vaso, por poco se me cae al recibir un codazo de Willy, que estaba sentado a mi costado. Lo miré y con la vista me hizo una seña. Su mirada se dirigía a un telar colgado en la pared frontal a nuestra ubicación y que en nuestra llegada y producto de las presentaciones, atenciones y el yonke, no nos habíamos percatado….hasta ese preciso instante.

El telar estaba en la pared frente a nosotros y mostraba a un pelotón militar de fusilamiento disparando contra un campesino, el cual yacía sangrante en el suelo. Volví la cabeza para mirar al Cabezón y a Felipe y ambos que habían tenido un lapso de parálisis, se repusieron prontamente. Manuel, obviando a Willy que estaba en medio de nosotros y sin levantarse se estiró, me jaló del brazo y me dijo flemáticamente –Flaco, desahuévate. Tranquilo nomás, disimula, hay que seguir relajados porque podemos incomodar a la gente y ahí sí que nos podemos joder y creo que ni Neto nos salva.

En lugar de tranquilizarme las palabras del Cabezón, me pusieron más “muñequeado”. Le pedí a Felipe el vaso y la botella de cerveza, se la arranqué de las manos y me bebí un vaso lleno “de un saque”. Ello me dio algo de aplomo, pero yo que ya estaba medio “grogui” a la hora de llegar, producto de las chelas en la Unión y de mi affaire con pánico de cierre en el antro, ahora estaba totalmente lúcido, terriblemente lúcido pero aún sin poder (ni querer) ordenar mis ideas.

No sé si Neto se dio cuenta de ello, sin embargo apareció de la mano con una linda chica de rasgos andinos, huanuqueña? cuzqueña quizás? de tersa tez blanca y trenzas castañas, que no sé de donde la sacó porque no estaba dentro de las cuatro “señoras” que habíamos saludado. La verdad, era muy guapa y me dijo –¿bailamos?. Yo no sabía que contestar, estaba aún turbado con lo sucedido en el antro y la verdad ganas de bailar y ante ese público y huayno, menos !!.

Esta vez Lucho me sacó del aprieto y sin dudarlo un momento, tomó la mano de la ninfa y todos los presentes aplaudieron, Neto y Felipe eran los más bulleros. Un huayno se empezó a escuchar en el ambiente y yo estaba lúcido pero ahuevado.

- Vamos Cholo, saca cara por la promo- le grita Felipe. Lucho me dice:

- Flaco, este huayno se llama “Huancayo Lindo”, tú que solo escuchas a “Los     Beatles y “rock and roll”, aprende a oír y escuchar la música de nuestro Perú profundo !!!. Lo odié al Cholo como nunca.

La esplendorosa muchacha veinteañera, lo toma del brazo derecho y moviendo caderas y piernas al son de la música, lo guía hacia el centro de la sala. Fungiendo de cómplices, el Chato, el Cabezón y el Negro, ahora arengaban con miradas y gestos al Cholo, como si todo fuera normal…- estos HDP -pensé.

Escucho a Felipe que le dice –lúcete Cholo, baila ahora como hace un rato lo hizo el Flaco, pero tú no te chupes ni te hagas el tercio-. Le grita, terminando con una tremenda risa e hipando como siempre.

Veo que con la mirada, la chica le dice a Lucho que la siga nuevamente. Ella se pasea oronda con el Cholo que no desentona, dando una vuelta a la sala en un tiempo que me parece eterno, mientras los asistentes aplauden y también lo arengan con miradas y gestos. Ella luego lo lleva al centro y otra vez lo mira como guiándolo, esta vez empieza un zapateo armónico elevando con sus manos, su moderada minifalda, descubriendo unas hermosas piernas.

Yo estaría haciendo un ridículo de antología, porque a pesar de haber balado un sinfín de veces los huaynos que cerraban los “tonos” cuando uno ya estaba bien macerado, pues no había temor al ridículo y hasta a veces, creo que lo hacía bien (eso creía yo, hasta ese momento), pero esta vez era diferente, sentía la sangre en mi rostro y hasta la chica sonreía al mirarme de soslayo, pensando que era de vergüenza por no saber bailar y no percibían que era de desconcierto y temor a no sé qué mierda nos pudiera pasar.

Me sobrepuse algo con las miradas, aplausos y sonrisas que veía en los rostros de los presentes y la coqueta sonrisa de la ninfa, así que le metió al zapateo con coquetos acercamientos hacia Lucho, que también se lucía zapateando, girando y moviendo la cabeza y los hombros armónicamente. El tiempo parecía interminable, era como si estuvieran bailando un long play, hasta que por fin, acabó. Finish.

La gente entusiasmada, evidentemente por el baile y el atrevimiento del Cholo de aceptar el duelo y hacerlo bien, estalló en aplausos. La chiquilla le hizo una venia, Lucho le correspondió y sonrió dándole las gracias. Ella se alejó mirándolo sin dejar de sonreír.

Mientras los asistentes se paraban a palmotearlo y brindar con él unos vasos de cerveza. El Cholo sudaba y agradecía a todos y brindó con ellos mientras buscaba nuestro córner. En ese momento, mientras yo bebía otro vaso y doy unos pasos para ubicar a mis “patas” a los que había perdido de vista, me acerco a una salita contigua en que se mostraba un gran telar, este ya no dejaba dudas e hizo que aquello que me era “imposible de creer”, fuera totalmente cierto.

Frente a mí, el cuadro me miraba fijamente, detrás de unos lentes y una cara cuadrada, archiconocida, sosteniendo con la mano derecha la clásica bandera roja con la hoz y el martillo en la esquina superior. En ese momento creo que mi mente, mi corazón, mi entorno, todo el mundo empezó a girar en torno a mí.

 

ACTO IV: CHOLO DE MIERDA…TE MATO !!!

En ese preciso momento, en que la voz ya no me salía y la palidez inundaba mi rostro, el Cholo Ramírez me abraza fuertemente y con esa clásica voz ronca dice a todos y a ninguno, disculpen al “camarada”, parece que la mezcla del yonke y las “chelas” le han caído algo mal al flaquito, nos disculpan, me lo llevo al baño.

Lucho casi a rastras me saca de la enorme sala, mientras el Cabezón me arranca el vaso de la mano sin dificultad. Un asistente presuroso le indica la ruta del baño y el Cholo me sostiene con fuerza. Me empuja dentro del baño, cierra la puerta, mientras yo trato de soltarme. Lucho me da un giro, quedo frente a trente con él, me arrima contra la pared y me tapa la boca con la mano.

-  Flaco, Cumpa, no la vayas a cagar. Ya sé, ya sé, pero estamos acá y no puedes irte de pronto, tenemos que esperar un poco, además, te diste cuenta? Son gente amable, campechana y estoy recogiendo unos datos de la putísima madre para hacer mi doctorado. Además no jodas, a Neto le has caído recontra bien y él es nuestro protector. No pasa nada Cumpa, tranquilo nomás. Esta sé la vas a contar a tus nietos- finaliza con voz apagada.

Le arranco la mano de mi boca y él eleva la voz –vomita flaco, vomita, te va a hacer bien !!-

Yo entiendo que si armo el escándalo estamos realmente jodidos, entonces, también con voz apagada, pero al borde de la histeria y rojo de ira le espeto –Oye CTM, sabes lo que nos puede pasar si cae la tombería, so huevón? Sabes carajo?..!!!!!!.

-Flaco, tú tranquilo, respira, toma agua -dice el Cholo otra vez en voz alta.

- Imbécil de mierda yo trabajo en PETROPERU, en PE-TRO-PERU, huevón de mierda. Si me agarran acá, soy declarado ”traidor a la patria”, Cholo CTM. Me canean de por vida con los “terrucos” o me fusilan. Tú quédate pero yo me voy a toque…!!.

-Sigue respirando, lávate la cara, vas a estar mejor, nuevamente dice Lucho en voz alta.

Ahora me susurra -flaco, no va a pasar nada, tú tranquilo. Esta gente tiene un servicio de vigilancia que ya lo quisiera Alan en Palacio. Mira, por mi madrecita, un par de horas más y nos vamos. Además ya van a pasar el combo, so huevón. Me reitera con voz medida y como si fuese una reunión cualquiera.

Yo no sabía si admirar más la locura de Lucho o su falta de respeto conmigo y con todos al ponernos (y ponerse) en una situación tan crítica. Pero era Lucho…..y así “un loco de mierda elevado a la enésima potencia”, así lo queríamos. -Porqué? Espero saberlo en algún momento.

- Oye huevón y si ya han detectado este lugar y la tombería está fotografiando a todos los que salen y entran?.!! El carro de Willy está afuera, nos vamos a joder..!!. Tocan la puerta del baño y se escucha la voz de Neto Lucho, Pepe está bien? -sí, ya está mejor no pasa nada Neto -dice Lucho. Yo en ese instante digo –Sí Neto, ya estoy mejor, no fue nada.

- Ok yo los espero-. Dijo Neto.

- Flaco júrame por tu viejita que adoras que no la vas a cagar -esta vez él me suplicaba. Yo, sacando una frialdad hasta ahora desconocida en mí, le dije –Ok. Voy a estar tranquilo, CTM. Pero te juro que si salimos de esta, te mato, Cholo RCTM.

Salimos ambos y Neto nos esperaba. Me puso el brazo en el hombro afectuosamente y sonriendo me preguntó –Pepe, ¿ya estás bien? -sí, Neto. No fue nada. El efecto del yonke, creo y el susto anterior me movió todo -le dije.

Lucho tomando el protagonismo y a ambos del brazo dice –El flaco estaba “moviloil”, por el culo del huarique, la ’38 del cholón, el yonke y el ridículo que hubiera hecho bailando huayno-twist con una princesa andina que nos ha dado una lección de danza ancestral-cultural. Mi flaco nunca ha pasado de un “valsario” aputamadrado, pequeño-burgués y cantado por Chabuca Granda. Han sido muchas emociones juntas para el escuálido cuerpo de mi Cumpita. Pero como verás, ya está como nuevo. Poco a poco lo vamos a entrenar.

- Ay Lucho, si llegamos a mañana te jodiste conmigo. Pienso sin mirarlo.

- De todas maneras, te están calentando un caldito de gallina para que te repongas bien, Pepito -dice Neto. Juro por mi viejita que no puedo creer que éste pata sea “terruco”. Es un muchacho como cualquiera y me he podido cruzar con él un sinfín de veces, así como toda esa gente mayor, afectuosa, jaranera, común, o la chiquilla…. será “terruquita”? Dios..!!! y Edith Lagos.?. Siento una especie de picazón en el cuerpo….El Cholo me agarra de la cintura y nos acercamos a donde están Willy, El Cabezón y Felipe.

Casi me caigo de espaldas, están agrupados en la salita contigua junto al telar principal, riendo y brindando. Están locos, este es un mal sueño o el demente soy yo? Qué carajos pasa?. Y si solamente son un apoyo logístico, “Socorro Popular”?…..pero igual son “terrucos”, si cae la “mancada”, nos jodemos.

-  Camaradas, dice Lucho elevando un poco la voz, nuestro flaco ya está listo de nuevo para la pichanga. Aunque no le caería mal un par de “mogras” como refuerzo- dice Lucho riendo y haciendo una mueca de aspirar por una fosa nasal.

Todos ríen y brindan mientras me palmotean. El Negro me toma del brazo fuertemente y me dice entre dientes –sonríe nomás flaco y chupa huevón yo sé que te cagas de miedo, pero no podemos hacer nada, solo seguir la corriente, acuérdate que si cae la mancada, JC es patísima de Abel. Tranquilo nomás.

En ese momento, un camarada que parece el anfitrión, toma la palabra en el centro de la amplia sala. -Camaradas, hoy como siempre estamos juntos, esta vez para festejar la libertad de veinte guerreros. Ha sido un gran triunfo y el gestor principal es el “Camarada Rojo”. Todos los asistentes aplauden y miran a Neto que está a mi derecha, este saluda a los presentes con el brazo izquierdo en alto y el puño cerrado.

Neto toma la palabra y dice –Camaradas, para mí ha sido un placer el haber culminado exitosamente el honroso encargo del Comité Central. La próxima semana estarán presentes acá nuestros luchadores y podrán ser agasajados como se merecen. Otra salva de aplausos cierra su breve respuesta.

Ahora el anfitrión, desde el centro de la amplia sala, dice –voy a presentar al primer kusituy de la noche, ellos son “Mosoq Perú”, que interpretarán nuestro himno, “Flor de Retama”, termina aplaudiendo con todos los presentes.

Las luces bajan en intensidad notablemente durante unos segundos y un haz de luz ilumina ahora a un conjunto de tres miembros, dos con guitarras, uno con charango y otro haz de luz más delgado pero más intenso, ilumina al telar del pelotón de fusilamiento y el campesino caído. No hay duda que hay un juego de luces espectacular, preparado específicamente para la presentación.

Las manos me sudan, el Cholo está concentrado y fresco como una lechuga, Willy, Felipe y El Cabezón, están atentos y pasándose una chela.

El trío empieza con una introducción de guitarras y charango, lenta, con la punteada que pinta la cadencia del huayno:

Vengan todos a ver
¡Ay, vamos a ver!
Vengan hermanos a ver
¡Ay, vamos a ver!
En la Plazuela de Huanta,
Amarillito flor de retama,
Amarillito, amarillando
Flor de retama.

El canto es triste, lastimero. Escucho un silencio sepulcral…..

Por Cinco Esquinas están,
Los Sinchis entrando están.
En la plazuela de huanta
Los Sinchis rodeando están.

Van a matar estudiantes
Huantinos de corazón,
Amarillito, amarillando
Flor de retama;

Primera vez que estoy tan atento a la letra de un huayno y el mensaje es evidentemente dramático.

Van a matar campesinos
Huantinos de corazón,
Amarillito, amarillando
Flor de retama.

Acá nadie canta al coro, nadie aplaude ni acompaña. Solo escuchan con evidente tristeza y amargura.

En donde la vida
Se hace más fría que la muerte misma
Taita inti arde indignado
Las grandes nieves se descongelan
Y los grandes lagos comienzan a colmarse
El gran aluvión, está por llegar
Para sepultar, mundos que oprimen
Y sobre la tierra nueva; florecerá la retama
Y así las palmas que suenen arriba
Ta ta ta

Ahora sí los aplausos estallan y las arengas con el brazo izquierdo en alto y el puño cerrado no se hacen esperar. El griterío me hace suponer que ya la Policía está rompiendo la puerta e ingresando a balazos. Una gota de sudor frío se desprende de mi cien derecha.

Justo cuando estoy por decidir a arrancarme sin pensar en nada, la princesa andina con la que bailó Lucho, aparece a mi lado con una bandeja y un caldo de gallina que la verdad olía de maravillas. Me dice que la siga. Miro a Lucho y a “mis camaradas”, pero están en otra. No tengo alternativa y sigo a esas hermosas caderas. Entramos a un cómodo y amplio comedor. Estamos solos. Me invita a sentarme y a comer. Yo no tenía ni pisca de apetito, parecía que tenía media gallina atorada en la garganta. Solo quería salir de allí, pero aún no era el momento.

- Soy la “Camarada Sonia” me dice con voz dulce y presentándose.

- Yo soy Pep… y por segunda vez en la noche una ninfa me niega el derecho a presentarme.

- No me des tu nombre. Eso será luego. No quisiste bailar conmigo, dijo a manera de reproche con una sonrisita pícara.

- Disculpa no quise ofenderte, es que soy malísimo bailando e iba hacer un ridículo tremendo- le digo excusándome nerviosamente. Me hizo un mohín como no dándole importancia al asunto y sonriendo me dijo -son muy amigos de Rojo, verdad?. Ojalá ingresen pronto al partido-. Mierrrrda, “ingresar al partido”– pensé

- Bueno, ahora come por favor, no hagas que me moleste contigo. Debes alimentarte, estás pálido- me dice sonriendo nuevamente.

Yo empiezo a cucharear la sopa mientras ella continúa.

-  Se empieza con la doctrina y luego se evalúa el tipo de entrenamiento que tendrá cada uno. Al final firman un compromiso. Ya poco a poco se enterarán. Yo te adelanto estos detalles porque ustedes me parecen muy buenos prospectos, PERFECTOS PARA COMPLEMENTAR NUESTROS OBJETIVOS, sobretodo en “Socorro”. El “Camarada Rojo” es infalible también para el reclutamiento. Casi me atraganto aún más y ella me siguió hablando.

-  Eso sí, te confirmo que ni te preocupes por…. bueno, bueno, seguro de esos detalles y otros, “Rojo” se encargará de comunicárselos.

Si quieres descansar me avisas, estoy aquí nomás en la cocina, ayudando. Hay un cuarto listo para que puedan tomar una siesta. Son bienvenidos..!! -me dijo, dándome un apretón en el brazo.

Ya nos vemos, me sonrió y salió del comedor rumbo a la cocina. La seguí con la vista porque estaba buenaza “la camarada”.

Al verla desaparecer sentí que mi corazón seguía galopando como caballo desbocado, levanto el plato para beber prontamente el agradable líquido y solo mordisqueo la presa. Me limpio la boca con la servilleta de tela finamente bordada y salgo también del comedor.

Veo mi reloj y son las 03: 05 am., logro percibir a otro conjunto musical, pero ya no oigo nada, solo trato de ver como poder salir. De pronto el Cabezón se me cruza y me dice –aprovechemos en salir, pensé que te habías ido ya, me dijo.

-  No pude, pero ya te cuento. Tenemos que salir -le digo enfatizando la palabra. Distingo con algo de dificultad al Cholo, Willy y Felipe bien sentados, atentos a la música pero pasándose una chela…

Busco a Neto con la mirada rogando no encontrarlo para así ver la posibilidad de salir sin ser tan obvios, pero recuerdo que el “camarada Pedro” se encuentra resguardando la puerta y nuevamente siento el sudor en mis manos.

- Pepe, que bien, ya estás más entonado, me dice Neto, sorprendiéndome su presencia a mi lado.

- Sí ya estoy mejor y ese caldito de gallina estaba muy bueno. Gracias -le respondí, algo sorprendido.

- Y la compañía también, me imagino…

- Por supuesto, mucho mejor.

- La “Camarada Sonia” es una excelente anfitriona, concluyó. Me sonrió y me palmoteó el brazo.

Parecía que nos conociéramos desde tiempo atrás, habíamos tenido esa empatía que solo se da y punto. Existe una conexión que simplemente hace que dos personas puedan sentir confianza casi inmediatamente, sin embargo la realidad me sopapeaba y me decía que Neto era el “CAMARADA Rojo”.

-  Tengo que hacer un momento, en diez minutos regreso, me dijo mientras miraba hacia la baranda frontal de la segunda planta. Cuando empezó a subir las escaleras, dirigí mi mirada hacia donde miraba Neto y la sombra de un hombre delgado, vestido de negro se deslizaba hacia la oscuridad de un pasillo que seguramente daba a los dormitorios o…. a unas oficinas?

Era el momento, Neto en el 2° piso, a Sonia no la veía y tenía al Cabezón a mi lado. Lucho, Felipe y Willy que se la vean –me dijo mi instinto de conservación. Justo en ese momento, el Cholo me mira y alzando la botella, en medio del gentío, me espeta:

- Flaco, salud !!. -Mierrrda, me quería morir. El Cabezón trató de escurrirse y Felipe dice –Manuel, no te me escondas ven a brindar acá, como los hombres. Negro y la CSM.

Los dos azorados, nos acercamos, el Cabezón sonríe a Felipe y me parece adivinar que le quiere decir. El Cholo se para, me entrega la botella y brinda por el “Camarada Fernando”, me dice mientras me entrega el vaso y los presentes alzan sus vasos y brindan….conmigo, hasta la Victoria Final, “Camarada Fernando”

- No sabía que decir, instintivamente elevé medianamente el brazo con el vaso en mano y saludando a todos brindé con ellos.

- Cholo HDP, que va a hacer de mi vida? –Quería gritar a voces pero no me salía ni un murmullo. Estaba asustado y ahora “el mitrón” que estaba tan preocupado como yo, reía con Felipe y Willy. Lucho conversaba con otro “camarada”, vaso en mano en la salita contigua y yo me iba acercando.

De pronto de nuevo me encontré con esos ojos fríos que me miraban detrás de los anteojos cuadrados, como adivinando mis pensamientos, como si supiera que yo era un intruso, un advenedizo que no debería haber ingresado a este, su sagrado cuartel …ni debería salir, tampoco.

En este estado de alelamiento me encontró Neto, el cual me puso el brazo sobre mis hombros y me dijo –así que ya te bautizó Lucho, eres el “camarada Fernando”, me gusta, si te gusta a ti, pues así será. Estaba por dejarme y acercarse a Lucho, cuando súbitamente y sin pensar lo tomé del brazo. Neto volteó algo sorprendido por la firmeza con que lo había detenido.

- Pasa algo, Pepe?.Te sientes bien?. Me dijo algo preocupado al notar mi turbación.

- Neto, yo…fíjate…creo que ya es bastante tarde y seguro están preocupados en casa, tu sabes, la situación que atravesamos y entonces…además, no sé cómo explicarte…la situación, los riesgos…la familia, que te digo

No pude continuar con mis incoherencias ni obviar mí lividez, porque vi en los ojos de Neto una luz que se abría paso a través de lo enrevesado de mi escusa. Me tomó del brazo y mirándome fijamente, como queriendo atravesar mis pensamientos y desnudar mi atolondramiento, me dijo:

-  Pepe, dime sinceramente, Lucho no les dijo nada?.. No son ustedes el grupo que desea unirse a la “lucha popular”? -me quedé mudo, no sabía que responder, pensaba que de mi contestación podrían desprenderse un sinfín de posibilidades y la mayoría de ellas era muy probable que no fueran las que Neto esperaba de mí. Estaba mucho en juego a partir de una respuesta mal dada, pero el silencio letal fue de por sí, implícito.

Neto suspiró profundamente, agachó la cabeza un instante, luego me tomó del brazo y me dijo, que pena Pepe, la verdad lo lamento por el movimiento, por mí y porque contar con gente como ustedes es vital para nosotros. Entenderás, como buen amigo y hombre inteligente, que para todo efecto nunca estuviste acá, ni viste ni escuchaste absolutamente nada.

Me lo dijo haciendo énfasis en sus palabras, pero no con un tono amenazante, sino más bien como la advertencia sincera de una buen amigo. Me estrechó la mano, diciéndome –no te preocupes, ándate ya, seguro te están esperando en casa. Lo miré sin temor, hasta podría decir con afecto al “Camarada Rojo”,   quizás en otro escenario de vida hubiésemos sido muy buenos amigos. No te preocupes, no he estado aquí nunca y creo que hubiésemos sido grandes camaradas. Le dije.

Me sonrió melancólicamente. No te despidas de nadie. Yo me encargo. Diciéndome ello dio media vuelta y se dirigió al grupo donde estaba Lucho. Manuel había estado observando nuestra conversación y se acercaba. Al toparse con Neto, este le dijo algo al oído y Manuel se siguió acercando a mí. Yo no lo esperé, sudaba frío, pero me acerqué al Camarada Pedro y amablemente me abrió la puerta luego de una seña de Neto. Le di las gracias y el frío aire de la madrugada baño mi rostro lívido, giré la cabeza al percibir que Manuel se despedía de Pedro, estrechándole la mano.

Seguí caminando pero quería correr, sin embargo esta vez el pánico quedó atrás y el instinto de conservación tomó la batuta, hasta lograr que mis pasos fueran tranquilos y acompasados, aunque pareciera un camino infinito el llegar hasta la reja de salida.

En el ínterin, el Cabezón me dio el alcance, me tomó del brazo y me sonrió –ya estás mejor camarada? –me dijo, fresco como una lechuga. Quise sonreír, pero solo me salió una mueca. Al acercarnos a la reja de entrada, el “camarada Pedro” hizo una señal de conformidad al vigilante, que había aparecido de la nada, camuflado entre las tinieblas de la noche y los jardines de las casas colindantes.

Nos hizo una venia, pero con la mano nos dio un alto previo. Salió primero, observó la avenida, miró hacia arriba, me imaginaba coordinando con los vigías que habíamos visto al llegar, escrutó la calle y nos hizo un gesto con la mano, invitándonos a salir. Así lo hicimos. Le dimos las gracias y él respondió con el puño izquierdo a media altura.

Caminamos en silencio, pasamos el “Barmóvil” que seguía estacionado y como mudo testigo de nuestra presencia. Caminamos sin apresuramiento, a pesar de las ganas de correr y la sudoración que sentía. Tenía esa sensación de sentir varios ojos escrutando nuestros movimientos, no sé si para cuidarnos o…..

Pasaba un taxi, le hicimos señas para que se detenga. El automóvil se detuvo y subimos sin preguntar nada. La Virgen lo envió, no hay nada que hacer, pensé.. El chofer algo anonadado, nos miró y el cabezón le dijo, a Pueblo Libre. Seguimos en silencio un buen rato y luego Manuel, sentado al lado del chofer me dijo, Pepe, mañana te llamo para conversar bien, te dejo en Sucre.

No respondí. Varias escenas pasaban por mi cabeza y me parecía haber pasado una noche “sub realista”, como diría Lucho. Ay Lucho, Lucho…carajo.

 

ACTO V: EL SILENCIO DE LOS INOCENTES

Al otro día Manuel no me llamó y yo llamé al Cholo más de cinco veces a diferentes horas y obtuve la misma respuesta: no está.

En esa semana fui a su casa un par de veces y tampoco lo encontré. Sabía que no le había pasado algún percance grave, pero quería que me contara muchas cosas del antes y del después. Toda la semana me la pasé tenso y receloso, estaba paranoico. En la calle sentía que me miraban con ojos escrutadores; hasta las chicas lindas me parecían camaradas solapadas y cuando tocaban el timbre de casa, sudaba frío. Fue una semana angustiante.

Llamé a Felipe y Willy el miércoles 23, les pregunté si sabían algo de Lucho y me respondieron que no, que lo habían llamado también a su casa y Elsa les había dicho que todos los días estaba llegando muy tarde de la universidad. Quedamos en reunirnos en “Los Tres Luchos” al otro día. El Negro se encargaría de pasarle la voz a Manuel.

El jueves llegué al “trancódromo” a las 6 pm. Aún no había llegado ninguno, ubiqué una mesa, me senté y pedí una cerveza. A eso de las 6:15 llegó Manuel.

El Cabezón me dijo que habló brevemente con Felipe y este le dijo que ya nos contaría cuando nos reuniéramos, que no era prudente hablar por teléfono “algunas cosas”. Ahora ya un poco más distendidos, sonreíamos y a veces nos reíamos de las aventuras pasadas hace unas pocas horas. Estábamos en eso cuando apareció Willy.

- Hoooola muchachones, que gusto de verlos, “camaradas”, dijo a punto de una carcajada. Ay mi flaco, la que nos ha hecho pasar Lucho. Me dijo mientras me abrazaba. 

- Baja la voz, so huevón y si nos están siguiendo..?. Le increpo a modo de saludo. Sí que ustedes son unos dementes, cómo es posible que hayan estado tan tranquilos, sabiendo que con esa gente no se juega y que si llegaba la “tombería” nos jodíamos -le dijo Manuel, mientras se palmoteaban las espaldas.

- Chato cuenta, cuenta. Willy se sienta entre ambos, se acomoda y pide un par de chelas. Habla pues, no la hagas tan larga, chato.

- Primero mi querido “Pepian”, me extraña el proceder de ustedes, que se hayan ido sin despedirse, sin pasarnos la voz, dejándonos al garete y en una situación complicada.

Le relaté a Willy lo acontecido previamente a nuestra salida, la desazón de Neto y sus indicaciones.

- Ahhhh carajo, ya entiendo. Ya me parecía raro que mis hermanos nos abandonen y desaparezcan así de pronto.

- Bueno Chato, dinos que pasó después. Lo apresura Manuel. Willy se estira en la silla, toma un trago y dice:

- Estábamos con Lucho, el Negro y un par de camaradas más, cuando Neto se acercó y llamó al Cholo y de reojo vi que le habló al oído. Neto se fue para otro ambiente de la casa y el Cholo regresó, brindó con nosotros, pero su expresión había cambiado. A los cinco minutos nos dijo –nos vamos al toque-. Al ver lo resuelto de su decisión, solo nos miramos con el Negro.

- Camaradas, regresamos ahorita, “Rojo” nos ha dado un encargo. Dijo el Cholo en voz alta al grupo. Así que salieron con el mismo protocolo que nos indicaron a nosotros.

Ya en el “Barmóvil”, arrancaron y Lucho, sentado atrás, no decía ni palabra. El Negro le preguntó qué había pasado y que había sido de nosotros. Lucho le respondió solamente que estábamos bien. Willy los dejó a ambos en la Av. Brasil y arrancó para su casa.

En el ínterin del relato de Willy, se apareció el Negro, nos saludó tratando de no interrumpir a Willy y asentía con la cabeza, mientras se tomaba un trago. Manuel le explicó brevemente lo sucedido con nuestra salida. Este Cholo CSM, no nos dijo nada, solo atinó a confirmar que ustedes ya habían salido bien.

La tertulia siguió ya más animada por el relajo de las chelas y empezaron a asomar las primeras risas y carcajadas por todo lo vivido esa noche loca, sin embargo, nos seguía intrigando la ausencia de noticias de Lucho.

-  “Pepo”, el Dr. Ramírez por el “2” -me dijo Dany. Eran las tres de la tarde y la chamba en esas horas, disminuía en algo su vértigo diario. Tomé el fono con ansiedad, apresuradamente.

-  Aló, Lucho, nos tienes preocupados desde hace más de una semana, que pasó?!!.

-  Cumpa, necesito hablar contigo HOY, nos vemos a las 6 en el “Superba”. Colgó y me dejó más intrigado aún, su tono de hablar y lo escueto de su mensaje sin esperar una respuesta, me parecía muy raro. Quería avisarle a Felipe o al Cabezón, pero el énfasis en singular de Lucho, me frenó en seco.

A las 5:15 salí de la oficina y me fui caminado, haciendo tiempo y pensando en una serie de respuestas de Lucho, pero todas tenían algo o mucho de fantasía y terror. Preferí empezar a mirar hembritas mientras terminaba el recorrido. Llegué a las 6:05, con la certeza de que el Cholo llegaría a partir de las 6:30, manteniendo su religiosa impuntualidad, sin embargo me doy con la sorpresa que ya estaba sentado esperándome y con media chela consumida.

-  Acá está pasando algo preocupante, pensé, mientras veía el rostro de Lucho inusualmente serio, sin esa sonrisa bonachona, afectuosa y amical que lo caracterizaba.

Luego de un abrazo algo furtivo y sin la efusividad y alegría que lo distinguía, nos sentamos y me dijo bastante preocupado:

- Cumpa esta vez si la cagué bien. Esa autocrítica inicial, en Lucho era insólita, prácticamente imposible.

- Qué pasa Cumpita? Nos tienes intrigados. Desde hace varios días no contestas llamadas, Elsa y Luchín nos dicen que no estás. Te han llamado Felipe, Manuel y Willy, sin poderte ubicar.

-Cumpa, te voy a contar realmente lo que ha pasado. Me dijo luego de tomar un largo trago.

- A Neto lo conozco desde hace tres años. Es sanmarquino y últimamente estuvo de Profesor de Realidad Peruana II en La Agraria. Poco a poco nos hicimos amigos, yo sabía por los “correveidile”, que el hombre estaba bien comprometido con el movimiento y una vez entre tragos le confesé mi admiración por el Camarada Gonzalo, “la lucha revolucionaria” y mi deseo de integrarme a sus filas. A veces se me escapa una “sana” envidia, un deseo digamos, irrealizable de participar en la “lucha armada”, peor con unos tragos encima.

Luego en la universidad nos encontrábamos y conversábamos, es decir yo hablaba y él escuchaba. -Ese si es Lucho -pensé. Hasta que una vez, saliendo de tomar unos tragos por el cumpleaños de un colega, me dijo que estaba haciendo su doctorado y le interesaba mi análisis acerca de la situación que estaba pasando en el país.

Le respondí que justamente pertenecía a la Promoción ’68 del Colegio Salesiano llamada “Ernesto Che Guevara” y ello le sorprendió e interesó aún más. Me dijo –“seguro eran un grupo de jóvenes contestatarios frente a la burguesía clerical y admiradores de la revolución cubana”.

Le dije que dentro de la Promo, tenía un pequeño grupo de amigos radicales que estaban de acuerdo con la lucha armada y nos reuníamos semanalmente en la UES para intercambiar opiniones progresistas. Pero se lo dije por joder, por darme importancia.

Mientras yo cavilaba calladamente, sin poder creer lo transparente que era Lucho al contarme sin arabescos ni artilugios su relación amical con Neto y las huevadas que le habría estado contando de nosotros.

- Hace tres semanas, Cumpa, me lo encontré en La Agraria como de costumbre y sobre el pucho me dijo:

- Lucho, estoy realmente interesado en conocer a tus amigos- crees que ustedes puedan acercarse más al movimiento de lucha?. Me preguntó.

- Pero por supuesto Neto, es gente de putísima madre y estarían más que agradecidos por ello. Le dije muy seguro, pero en “fanfarrea”, Cumpita, por mi Madre, me dijo como disculpándose. Entonces Neto me sorprendió y me dijo:

- Hecho, necesitamos gente de ese nivel que nos pueda apoyar. Se deschavó de fresa, Cumpa, conmigo. Tenía frente a mí a un camarada de la lucha popular, no lo podía creer, era una situación sub-realista, entonces entusiasmado le repliqué:

- Ni hablar, dalo por hecho, este viernes a partir de las 7 de la noche nos reunimos en la UES. Nos vamos desde acá o nos encontramos en algún punto?

- Desde acá está bien. Me dijo.

Bueno Cumpa, mi error fue el no haberlos puesto al tanto o haberle hecho creer a Neto que ustedes, tremendos derechistas consumados, eran acérrimos simpatizantes de SL.

En ese punto casi me caigo de la silla.

-¿Estás huevón Cholo? ¿Qué mierda tienes en la cabeza?. ¿Cómo crees que te puedes jugar con esa gente?

-Ya sé, ya sé Cumpa, la recagué, pero entiéndeme, para mí la investigación lo es todo, tú me conoces, entonces ponte en mi lugar, acercarme aunque sea un poquito a esa gente que se mimetiza en todo el país y que hasta puede conquistar el poder, pues era algo irresistible, además sería una aventura del carajo !!. Bueno, lo demás ya lo sabes tú- me dijo sirviéndose otro vaso.

- Hey Cumpa, ahí no acaba la historia, le dije, ahí empieza. Cuando me arranqué con Manuel, luego de franquearme con Neto, no franquearme, sino que mi silencio fue por demás evidente para él, nos dijo que nos fuéramos sin despedirnos y le hizo un ademán al camarada Pedro, para que nos deje salir. Yo lo vi acercarse al grupo en que estabas con el Negro, Willy y otros camaradas. Qué pasó luego?, le dije porque había ahí un “agujero negro” que quería disipar.

- Bueno Cumpa, en esos instantes, se me acercó Neto y me llamó a un lado y me dijo: te equivocaste de “camaradas” y me has metido en un serio problema. Lucho, tienen diez minutos para que se vayan. Nunca estuvieron acá. Ya se lo advertí a Pepe, salió con Manuel. Acabo de dar las órdenes para que ustedes salgan sin problemas. Ya conversaremos el lunes -me dijo en tono serio, sin cólera, sin ira, pero de manera determinante.

Bien, llegó el lunes a la Universidad y no lo ubiqué en la Sala de Profesores, la verdad tampoco tenía muchas ganas de verlo, dicté clases, almorcé y así pasé el día. Me quedé en la “U” adrede, corrigiendo pruebas hasta pasadas las once de la noche. A partir del martes, empecé a notar cierto mutismo y alejamiento de la “muchachada” a los que les dicto cursos, no entendía la razón. Yo siempre los saludaba con el puño en alto (a la altura del hombro), pero ya no me respondían, más bien evitaban mirarme y acercarse a conversar. Ahí sí me preocupé.

Pregunté por Neto en la Secretaría de la Facultad, pero no me dieron respuestas. Yo quería disculparme con él y decirle francamente que me había equivocado, que ustedes solo eran simpatizantes “de la boca pa’ fuera” y yo había “idealizado” las opciones que me había dado el grupo, generándome un falso concepto. Salí de la Agraria a las 8 de la noche y me fui a buscar a David. Me quedé con él hasta las 2 de la mañana tomándonos un piscacho.

El miércoles y jueves, hice exactamente lo mismo, no quería ir a mi casa temprano, si me hacían reglaje, pues que se orienten a la casa de Davicho y no jodan a la familia -pensé. Total, el chato es soltero y no tiene mucho que perder. Me dijo reprimiendo la risa y tomándome del brazo.

- Huevón nos pueden estar haciendo reglaje ahora mismo y nos dan vuelta al toque.

- Nooo flaco, toy jodiendo, Neto no haría eso, sabe que nosotros no vamos a hablar ni mierda, sabe que no somos tan cojudos de arriesgar nuestras vidas. Aunque ahora ya no sé, la verdad no lo sé. Dijo preocupado.

- Pero lo jodido fue el viernes. Voy nuevamente a Secretaría a ver si había alguna noticia de Neto y casi me caigo de espaldas. La secre me dijo que Neto había mandado una Carta Notarial presentando su renuncia irrevocable por motivos personales. Le dije que tenía urgencia de comunicarme con él por un material que le había prestado y si fuera tan amable de darme su número telefónico.

A regañadientes me lo dio. Estuve como media hora en el Salón de Profesores, dándole vueltas al asunto y afinar la mejor disculpa. Al final dije, que mierda, salga “pato o gallareta”, lo llamo carajo. Me armé de valor y lo llamé desde la Universidad. Timbraba, timbraba, timbraba, timbraba y timbraba. Lo llame cuatro veces a número de mierda y nada. Fui nuevamente a secretaría a confirmar el número, porque cabía la posibilidad de que me lo habrían dado mal o lo había copiado equivocadamente.

No, la secre me dijo que a ese número siempre se le llamaba. Pedí su dirección y me dijeron que tenía que pedírsela al Decano, que es mi pata, pero ya lo había visto medio incómodo conmigo, así que lo descarté. Parece que lo de su tesis quedó pendiente y desapareció.

-  No quiero especular, porque me siento culpable, ojalá le vaya bien.

-  No le respondí, cambié de tema y finalmente estuvimos hablando de la reunión que tuvimos en “Los Tres Luchos” con los otros “camaradas”. Reímos un poco. Lo acompañé a su casa y nos despedimos.

 

ACTO VI: EPÍLOGO

En Diciembre finalizó el ciclo que enseñaba Lucho en la Agraria y la relación con los estudiantes se había deteriorado mucho. En ese lapso se le presento una opción de chamba en la Selva y se arrancó feliz. Pasó el tiempo y poco a poco, ese episodio tan especial que pasamos, se fue atenuando con el diario vivir y por el giro político en el país.

Mi renuncia a la Empresa y otras anécdotas que viví y sufrí con mi Cumpa, se merecen otras crónicas aparte.

Luego de más o menos cinco años, por un encargo laboral fui al centro de Lima y por mera casualidad el taxi pasó por el Jr. Moquegua. El antro ya no existía, la entrada estaba totalmente tapiada, tontamente busqué entre las mujeres que ya se empezaban a pasear por los alrededores en busca de clientes, a mi musa, quería verla nuevamente.

Sabía en mi fuero interno que ello era casi imposible, pero la emoción, los recuerdos y algunos despertares entre las piernas, me hacían girar la cabeza a todos lados mientras el semáforo seguía en rojo. Evidentemente, no la encontré en algunas de las que pude ver, ni siquiera parecida al mujerón de esa noche. El taxi partió al cambiar la luz y allí se difuminaron mis ilusiones.

Una noche en la UES, con Lucho, años después y rememorando tiempos añejos, luego de su periplo por Europa, especialmente por España, me confesó que una vez, saliendo con Moisés Zamudio (gran amigo, miembro de la Promo ’67 y que también estaba por allá),de ver jugar al Madrid de Figo, Ronaldo y Zidane en el Bernabéu, cerca de la Estación de Autobuses, pasó rápidamente un tipo con las características de Neto, alto delgado de barba rojiza, encasacado y con una chalina al viento, pero estaba con el paso muy apurado, a pesar de ello, Lucho lo llamó por su nombre ¡¡ Neto !! … ¡¡ Neto Torres !!! ….imposible no escuchar el vozarrón de mi Cumpa, aun en campo abierto. El individuo nunca volteó, apresuró más el paso y subió inmediatamente a un taxi. Mientras partía, Lucho corrió tratando de alcanzar por lo menos a ver su rostro, pero el pasajero miraba hacia el lado contrario y no se dejó ver.

- Fue Neto, quizás sí, quizás no, ahí está el detalle. Dijo el Cholo a manera de cantinflada, mientras bebía un sorbo de cerveza.

- Cumpita mañana tengo un tono cerca al Estadio de Alianza, en Jr. Abtao, yo sé que te produce alergia la zona, pero acompáñame, no quiero ir solo. Es la casita modesta de un buen alumno (ya había regresado a la Agraria, eran tiempos distintos, nuevas autoridades y nuevos estudiantes) y es buenísima gente, se papea bien y hay unos morenajes de quitarse el sombrero.

- Estás loco Cumpita. Le respondí sin darle mayor importancia y tomando un sorbo de cerveza.

- Vamos Flaco..!!! – me dijo el Cholo Ramírez, con esa voz bronca, que parecía de hombre, de líder resuelto, dando al mismo tiempo un manazo en la inestable mesa, que hizo saltar los vasos, salpicando el dorado brebaje fuera de sus transparentes envases.

- Cumpita, te quiero como mierda, pero por esta única vez, “no-me-jo-das”!!.        Le dije mientras me iba rumbo al “ñoba”.

- La gente no llega Cumpa, la verdad, seria lindo que se muera alguien de la Promo para juntarnos nuevamente. Lo escuché decir mientras me alejaba transitoriamente de esa “Luchodependencia” que siempre me había perseguido y que tanto extraño ahora.